
Los infortunios de nuestra vida pueden ser transformados en bendiciones, las heridas en perlas preciosas de gran valor. Aún una desventaja muy dolorosa puede ser una potencia salvadora...
Cada puerta una perla, cada infortunio, cada fracaso, cada pérdida, puede transformarse. Dios tiene poder para transformar las desgracias en mensajeros suyos. De este modo Jesús transformó la cruz, símbolo de vergüenza criminal, en símbolo del amor de Dios. Una herida transforma al Pedro que niega a Jesús en un hombre intrépido, en una verdadera roca. ¡Si no hay herida no hay perla! De los embates de la vida pueden venir nuestra más ricas recompensas".
Citado Sra. Cowman en Manantiales en el Desierto
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